LOS ÁNGELES DE LOS PELUDOS
Así como el Flautista de Hamelín, aquel hombre que cuando tocaba flauta atraía tras él centenares de ratones, Edgar Tascón Robles tiene el magnetis mo para atraer a perros abandonados. Él no usa música, sino que les entrega por completo su corazón y hasta su vida.
Esta historia no es de fantasía, es real y ocurre en la vereda El Guabito, del municipio de Ginebra, donde Edgar tiene el albergue canino más grande de Suramérica. Se llama Fundación Animal Safe, donde 720 peludos encontraron un hogar y una nueva oportunidad. “Ellos son mi familia. Tuve que renunciar a todo cuando comencé en esto, pero es una labor muy gratificante”, aseguró Edgar, quien es ingeniero eléctrico, realizó un máster en USA, fue candidato a doctorado y desde hace 15 años se dedicó a rescatar perros.
Edgar no está loco como le han dicho muchos, más bien es un hombre que tiene que hacer aparecer por arte de magia la suma de $40 millones al mes para sostener a sus hijos peludos. Como se lo imaginarán, no recibe ningún tipo de ayuda institucional y sus gastos personales los suplen sus hijos humanos, ya que rescatar animales no es una actividad rentable. “Hacemos milagros para sobrevivir. Afortunadamente o desafortunadamente esos perritos dependen mí, la suerte de ellos es la suerte mía, ¿y cuando yo falte? por eso ni siquiera me puedo enfermar, porque un día que no salga a buscar recursos, es un día en el que ellos se quedarán sin comer”, afirmó Edgar, mientras recibe varios lambetazos en su cara y su camisa queda marcada con huellas caninas. Ellos, los animales, se lo agradecen.
Ángeles sin alas.
Quizá una de las defensoras de los animales más reconocidas en la ciudad es Liliana Ossa y su fundación Paz Animal, pero al igual que ella hay decenas de fundaciones, y jóvenes activistas que usan las redes sociales para promover causas animalistas.
Una de ellas es Yamileth Rodríguez, quien hace 20 años trabaja con Sentir Animal, entidad encargada de recuperar caballos que son incautados. “En Colombia somos reconocidos por nuestra labor, en el momento tenemos 82 equinos que en su mayoría llegan agónicos, pues son víctimas de maltrato. Tenemos un plan de adopción, brindamos asesoría y nos ganamos un premio en Londres por nuestra labor”, aseguró esta luchadora. Precisamente hoy realizarán una jornada de recolección de ayudas para los caballos en Gratamira.
César Andrés Cruz vive en un separador vial de la Avenida 4 Norte con 34. Solo tiene un mueble con la ‘tripas’ afuera, algunos cachivaches de cocina y dos mudas de ropa. Todo el día voltea con su carretilla recogiendo material recicable. Lo increíble es que el dinero que se gana lo invierte en alimento y medicina para los perros que recoge en la calle, porque tiene claro que su misión en la vida es ayudarlos. “¿Quién no se ennoblece ante la mirada indefensa de un animal? Hay que ser de hierro para no sentir amor por estos seres indefensos”, aclaró César a quien le faltan dientes, pero le sobra nobleza.
No hay un dato concreto de la cantidad de fundaciones y personas que dedican su tiempo y su dinero a ayudar a los que no tienen voz, pero queda el dulce sabor de saber de que cada día son más los que se suman a la protección de los animales, ante la carencia de políticas efectivas.
*Nota publicada en el periódico Q'hubo