martes, 17 de febrero de 2015

HASTA PRONTO FIGO

EL ADIÓS A UN AMIGO


Hace semanas estuve pensando en cómo empezar a escribir tu carta de despedida. Comencé  a pensar en tu partida desde algún tiempo, lo confienzo, porque noté que tu vitalidad mermaba.
 
También llegué a pénsar en cómo sería nuestro última día juntos... lo soñé con muchos helados, pasteles, besos en tu carita (aunque no te gustaban los besos), con muchas fotos y acariciando por horas tu lomo. Creí que sería romántico, como en las películas que veíamos juntos (o que yo veía mientras tu dormías), pero nada fue así.
 
Tal vez las palabras no serán suficientes para describir lo inmensamente feliz que me hiciste. Quizás mi memoria falle y no podré dibujar nuevamente los momentos compartidos contigo, mi gran amigo.
 
Creo que bastará con decir que gracias a ti conocí el amor incondicional, ese que tu me dabas. Gracias a ti pude comprender  y experimentar en carne propia, que a un animal se le puede llegar a amar tanto como otro miembro de la familia, porque en mi casa nunca fuiste un perro, fuiste Figo, el señor Figo.
 
Nos faltaron muchas cosas por hacer y aprender juntos. Nos faltó superar el miedo a los locos, el cual se incrementó ese día que uno  te pegó una patada y yo quedé inmovil, sin poder decir o hacer nada...creo que tu en vez de miedo les cogsite 'la mala'. Nos faltó buscarte la novia ideal, me empeñé en buscarte perras de tu misma raza, cuando en realidad tu viviste eternamente enamorado de 'Wanda', esa french puddle que ni siquiera te daba la hora y te volteba la cola, pero tú decidiste serle fiel hasta el día de tu muerte, porque eso si... fuiste más fiel que cualquier humano que hubiera conocido. Minnie tal vez llegó tarde a tu vida.
 
Nos faltó ir más a rio, ir más a la ciclovía y comer más helados, me faltó llevarte a la playa., a caminatas nocturnas y a pasear en carro.
 
Extrañaré tus ronquidos, extrañare ese golpe que me despertaba asustada cuando te subías a la cama y te adueñabas de mi almohada. Extrañaré llegar en las noches y recibir tus lambetazos en mi cara, te extrañaré todo, completico.
 
Gracias por hacer de estos últimos 12 años los mejores. Nunca me hablaste, pero bastaba una mirada para conectarnos y adivinar tus caprichos. Bastaba una mirada para que entendieras que estaba triste y sin tener que decirtelo te hacías a mi lado, con eso bastaba para devolmerme la felicidad.

Tal vez muchas no lleguen a comprender la conexión que tú y yo teníamos. Dos días antes de tu muerte te miré fijamente a los ojos y te pedí que me dieras una señal. Estabas muy enfermo y én medio de mi egoísmo humano, ese que tu nunca conociste, no era capaz de sacrificarte. Te pedí encarecidamente que si era tu hora que te feras solo y así lo hiciste, esa fue tu última muestra de amor incondicional. 
 
Amigo de mi alma, espero haberte hecho feliz y solo lamento que nuestro último día no fuera como lo soñé.
 
Quiero que todo el mundo sepa que fuiste el mejor perro del mundo y que tuve la fortuna de que me escogieras para hacer parte de tu vida.
Gracias Figo, te extraño putamente.
 

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