UN LABORATORIO DE PAZ EN MEDIO DE LA GUERRA
Son las 3:00 de la tarde. En ‘Marroco’ el parche ya está en la calle, atento a la 'vuelta' que pueda surgir ese día. Los 32° centígrados de temperatura calientan la sangre y en las calles polvorientas se sienten pisadas de aleteo. René mira a lado y lado. A su izquierda los ‘pelaos’ están armados con porros de marihuana, pepas y basuco. A su derecha unos cuantos acarician la ‘pacha’ que tienen entre la parte baja del abdomen y el pantalón caído.
Es martes. René no tarda mucho en decidir cuál será su camino. Da media vuelta y se va rumbo al barrio La Casona donde está su parche, su ‘pandilla’ musical. “A mí el rap me cambió la vida, juntarme con gente chévere me ayudó a ser mejor persona y me alejó de lo malo, de las pandillas y de la droga”, dijo René Alejandro Murillo, quien ahora es conocido como ‘El trauma del papel’ por su talento como compositor y músico.
Y es que el ‘cliché’ de los jóvenes del Distrito de Aguablanca que le hacen el quite a la violencia con el arte, es la realidad de la Central Didáctica de La Casona. En este ‘laboratorio de paz’ jóvenes de los distintos barrios del oriente de la ciudad se reúnen para hacer música, fotografías y vídeos. Aquí no se habla de la guerra que viven en sus barrios, aquí se habla de bemoles y corchetes, de la exposición de la luz para un foto o de guiones y libretos.
“Aquí hay ‘pelaos’ de todos los barrios donde lo común es el tema de las fronteras invisibles y de las pandillas, pero este territorio es neutro, ellos se encuentran aquí y no pasa nada, hasta se dan la mano aunque saben que en la calle la cosa es distinta”, aseguró Luis Edinson Valencia, coordinador de esta Central Didáctica perteneciente a la Fundación Carvajal. Luis residente en el barrio El Vergel, él sabe como es la ‘vuelta’.
Foto Raúl Palacios |
Un cambio musical.
La Central Didáctica de La Casona comenzó con unas cámaras de fotografía. “Al ver que los jóvenes se estaban comunicando a través del arte, poco a poco nos fueron dotando de más equipos”, puntualizó Valencia. Luego llegó un estudio de grabación musical donado por la Fundación John Restrepo y poco a poco fueron llegando más jóvenes, como ratones atraídos por el olor del queso... al comienzo tímidos, pero luego arrasaron con la oportunidad que les estaban ofreciendo. Tenían hambre de hacer algo distinto a delinquir.
Es así como en este territorio neutro o ‘laboratorio de paz’, como prefiero llamarlo, se dictan talleres de video y fotografía, se trabaja con adultos mayores y ahora hasta graban producciones musicales.
“Aquí nadie se roba nada. Van llegando parches recomendados por otros. Tampoco se les cobra, la contraprestación es que deben compartir sus saberes con otros o hacer presentaciones artísticas”, apuntó el coordinador.
Un informe realizado por la Personería demostró que en Cali hay 134 grupos de pandillas que operan en 17 comunas y el 44% se encuentra asentado en Aguablanca, pero eso en la Central Didáctica de La Casona no importa, no existe, no es problema.
Del barrio ‘fino’
La ‘Sheiten flow’ es un colectivo liderado por James Carvajal, quien dedica su tiempo a producir artistas del Distrito de Aguablanca. “Ha sido difícil por el estigma que cargamos. No todo el mundo quiere estar robando ni matándose por fronteras invisibles. También hay gente que quiere contribuir a la sociedad”, dijo Carvajal, quien precisamente estaba junto a Tania y Jilber, grabando en la Central Didáctica. Continuó... “Mire por ejemplo el caso de Jey K, él ha sido víctima de los abusos y sino fuera porque la música lo sostiene estaría en otros pasos”.
Al conocer a Jey K me encontré con un joven delgado, de voz gruesa y de movimientos torpes. Luego supe que padecía de meningitis, lo que le causó una discapacidad motora. Su cuerpo es frágil, pero su voz potente lo soporta. “Fui víctima de matoneo y estuve tentado a coger el camino de la violencia. Pero esta enfermedad no vale nada (con las manos se señala) y los sueños se pueden hacer realidad”, dijo Jey K, quien finalizó su intervención cantando el trozo de una canción.
Foto Raúl Palcios |
Mientras terminaba de hablar con ellos el sonido de una marimba, un cununo y el flow del rap llamó mi atención. “Princesa, te llevo en mi cabeza, en cada letra...” Al acercarme descubrí a un grupo de músicos de Siloé, Calimío, Mojica , El Pondaje y Marroquín que se hacen llamar ‘Reset’.
Su director, Julián Rodríguez, compartió su experiencia de cambio gracias a este ‘laboratorio de paz’.
“Duré 5 años poseído por las drogas y la calle. Estaba sin rumbo en la vida y me encontré con la música... encontré el modo de ser libre. Yo veía que causaba un efecto nocivo o positivo en la gente, así que hace 4 años estoy haciendo canciones”.
En especial los días martes y jueves, estos talentosos llegan al barrio La Casona sosteniendo la bandera de la paz. Ya los más pequeños los reconocen como los cantantes que salen en Youtube.
“Los ‘chamacos’ miran para los dos lados y le hacen el feo a los pandilleros pa’ venirse detrás de uno. No necesitamos estar tapados en plata para ser su inspiración, solo basta con mostrarles otra opción y ellos se pegan”, finalizó Carlos Conrado, de ¡Marroquín presente!
- Según datos de la Personería, en el 2014 se registraron 1.500 muertes violentas, de las cuales el 53.98% se atribuye como posible móvil el tema de la pandillas. Las comunas del oriente de la ciudad con más problemas de violencia son la 13, 14, 15, 16 y 21, con registros de hasta 95 homicidios. http://www.elpais.com.co/elpais/judicial/noticias/como-nacen-y-mueren-pandillas-calles-cali
- 30 jóvenes participan en esta iniciativa de la Fundación Carvajal.
*Nota publicada en el periódico Q'hubo
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